Era un domingo del mes de agosto.
B, 7 de mayo: La noche del soldado.
A, 14 de mayo: La calle destruida.
B, 21 de mayo: Melancolía en las familias.
A, 28 de mayo: -Son cosas que pasan el día antes.
viernes, 30 de octubre de 2009
ZAS, en toda la... nalga
Era un domingo del mes de agosto.
¡Carrerón!
jueves, 29 de octubre de 2009
lunes, 26 de octubre de 2009
Mate: "Normal"
Os invito a escuchar una canción pinchando aquí y a que pongáis un comentario sobre su letra (y sobre la música también, si queréis, claro). El mejor comentario tendrá premio.
domingo, 25 de octubre de 2009
Un final feliz
Capítulo especial de "Halloween"
PD: Siento haber mentido, pero seguro que alguno al haber visto lo de Halloween se ha creído que era una historia de miedo y ha empezado ha leerlo. ¡Pero qué os tengo dicho sobre creer ciegamente en el título!
sábado, 24 de octubre de 2009
La playa
Ahora miro el sillón, plantado en mitad de la terraza, acumulando polvo, patético y solitario, parecía burlarse de mí, tentándome a recordar lo olvidado.
El sol se estaba poniendo, y lanzaba mil destellos dorados y era un día idéntico a esos de hace 20 años. Y desde entonces te busco, para cumplir la promesa que te hice hace 20 años.
¡Menudo cambio!
Esa mañana había llovido, la arena estaba húmeda y con charcos. Miguel se dirigió a jugar con los niños pero su madre le dijo que no fuera, que se iba a manchar. De todas maneras el niño fue, y efectivamente se manchó al caerse en un charco. La madre gritó enfadada: ¡mira que te lo tengo dicho! Le agarró del brazo y se fueron del parque. Miguel odiaba esa frase.
Al día siguiente, fueron otra vez al parque y allí estaban los niños del día anterior pero hoy no estaban jugando con la arena ¡estaban tocando a un perro! A Miguel le encantaban los perros pero su madre no le dejaba tener uno en casa. Preguntó que si podía ir a tocarlo y ella dijo que no, que se iba a ensuciar. Sin hacer caso se acercó al perro y no sabía si tocarlo o no, porque temía que su madre soltara la frase que tanto odiaba, pero se decidió y lo tocó. El perro saltó encima de él y le puso las huellas en la camiseta. Miguel estaba muy contento, esperó unos segundos a que su madre dijera esa frase pero sorprendentemente no la dijo. ¡No se lo podía creer! ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué ella no reaccionaba como siempre?
A la mañana siguiente Miguel se levantó y vio un regalo para él en el salón. No se lo esperaba ya que no era su cumpleaños, ni era navidad, ni se le había caído un diente. Su madre estaba en el sofá sonriendo y esperando a que abriera su regalo. El niño lo abrió y no se pudo creer lo que había dentro. ¡Era un perro! ¡Su madre le había regalado un perro! Se pasó todo el día jugando con él, enseñándoselo a sus amigos y también ensuciándose, pero su madre solo le sonreía sin decirle ni una sola vez esa odiosa frase.
martes, 20 de octubre de 2009
Mi nueva casa:
lunes, 19 de octubre de 2009
Vaya día. 2ª parte
sábado, 17 de octubre de 2009
La leyenda del alma
-Papá, mamá.
Los padres llorando fueron a por él…no podían ni hablar, sólo le abrazaban llorando. Le preguntaron que dónde había estado todo este tiempo pero no sabía hablar mucho y no dijo nada. Los padres se fueron rápidamente a la policía. La policía no se lo podía creer porque habían estado 10 meses buscando. Le hicieron una serie de preguntas al niño pero él estaba muy asustado y no decía nada. Los padres todavía no se lo podían creer. Todos ellos se fueron a casa e intentaron seguir una vida normal…pero no podían. Seguían pasando cosas extrañas. Más tarde recordaron que al niño todavía no le habían bautizado. Lo hicieron sin que nadie se enterara porque estaban cansados de que la gente hablara de su pequeño. Por fin el niño estuvo bautizado y desde entonces no pasó nada más. Kulak después pudo hacer una vida normal y a los dieciocho años le nombraron conde. La gente que le conocía muchas veces le preguntaban que cómo pudo sobrevivir dos años perdido…pero él decía que no se acordaba. Sus padres toda la vida siguieron pensado en aquellas voces que todos los días escuchaban y que un día desaparecieron de repente…
La leyenda cuenta que el hombre que fue asesinado en aquella casa no le habían enterrado por lo tanto su alma se había quedado en aquella casa… y entró en el cuerpo del niño y por eso al bautizarlo su alma fue con Dios y no volvió a dar ningún problema. Por fin el hombre puedo descansar en paz. Con esta leyenda se podrían explicar muchos sucesos: el alma colocó las hojas y puso venganza; las voces de hombre en la habitación de Kulak; cuando el niño fue raptado; al cambiarse de casa los padres; les devolvió al niño (porque en el fondo era bueno) y en esos dos años el alma le cuidó. Pero todavía sigue siendo un gran misterio.
viernes, 16 de octubre de 2009
LA CASA
- Ten cuidado hermanita, que si no llega a ser por mí… -dijo con una sonrisita de suficiencia.
Hannah le miró con cara de pocos amigos. Entonces un ruido claramente de pasos se oyó en el tercer piso. Todos gritamos al mismo tiempo. Todos, menos Fede. Entonces miré a mí alrededor. No estaba. Me recorrió otro pequeño escalofrío. Estaba a punto de decirles a los demás que Fede no estaba, cuando su voz llegó desde lo alto de la escalera.
- ¡Chicos! Tenéis que ver esto… Es genial.
- ¿Qué haces ahí arriba?
Ignoró la pregunta. Subimos al tercer piso. Estaba un poco mejor que los dos anteriores. Pisábamos con cuidado, no queríamos romper otra tabla del suelo. Buscamos a Fede en varias habitaciones. En una en la que había un retrete roto, otra en la que dos sillas seguían aún en pie, aunque parecían talladas en polvo, y otra en la que había un espejo, solo eso en toda la habitación. Recordaba haber oído hacía años una vieja leyenda sobre aquel espejo. Pero eso había sido hacía mucho tiempo, demasiado. Había sido en una época de mi vida muy diferente a la actual. Deseché todos esos pensamientos de mi mente. Finalmente encontramos a Fede en una espléndida terraza desde la que se veían las montañas. Nuestras siluetas, bañadas por la suave luz de las estrellas, se quedaron allí paradas, observando el infinito. No tenía barandilla, a si que no nos acercamos mucho al borde, pero acabamos allí, tumbados, buscando estrellas fugaces, persiguiendo deseos que quizá algún día conseguiríamos. Entonces Henry, me tomó de la mano. Giré la cabeza para mirarle. Y me observó con un amor tan falso, que me dio miedo. ¿Qué nos había pasado? ¿Cómo habíamos llegado hasta aquí? Entonces recordé una antigua canción que solíamos escuchar.
“How did we get here, when I use to know you so well? How did we get here? Well, I think I know”.
La verdad, le venía al pelo a esta ocasión. Él llevaba una camiseta gris, la misma que llevaba el día en que… Otro recuerdo se apoderó de mi cabeza. Otra canción resonó en mis oídos, aunque, solo era un producto de mi imaginación. O quizá no. Quizá, era Henry, que la estaba tarareando para mí.
“He said, the way my blue eyes shined, put those Georgia stars to shame that night, I said, thats a lie”.
Una lágrima resbaló por mi cara, me la sequé con el dorso de la mano. Entonces, tomé una decisión. Me levanté y tiré de su mano para que viniese conmigo. Hannah y Fede nos miraron, pero les hice un gesto, y nos dejaron ir. Subí las escaleras, hasta el último piso, amparada por la luz de mi móvil y con Henry detrás. Llegamos a una pequeña buhardilla, que solo tenía tres habitaciones, conectadas entre si. Entré en la primera que encontré. Estaba vacía, asique me senté en el suelo. Él permaneció de pie.
- Tenemos que hablar. –dije e inmediatamente, me sentí como dentro de una peli. Allí en una casa abandonada, diciendo aquella frase a Henry. Todo el mundo sabe lo que viene después de esa frase, hasta Henry lo sabía y su cara se tornó sombría. – Esto no funciona.
Me miró un minuto largo. Al final contestó.
- Muy bien. Como quieras.
Se paró.
- Mírame, por favor.
Se dio la vuelta.
- ¿Tu me quieres?
- Por que antes sí tenía algún sentido.
Algo pareció cambiar en su expresión. La comprensión brilló en sus ojos. Vi que ahora, él también se había dado cuenta de lo que yo había notado antes. Asintió.
Todos me siguieron mientras pasaba por otra abertura sin puerta. Entonces todos nos quedamos quietos en la entrada. Era la habitación de un bebé. Una vieja cuna de madera, era el mueble que estaba en mejor estado de toda la casa, aunque con el mismo polvo que los demás. En el suelo, tirada y rota había una pequeña mecedora y junto a ella, un feo oso de peluche azul. A Fede le entró la risa otra vez.
- ¡Eh, tíos! ¡Cómo mola! Jajaja.
Cogió el peluche y empezó a lanzarlo al aire y a hacer el tonto con él.
- ¡Pásamelo! –gritó Henry.
Empezaron a jugar con el osito como si fuese un balón. Y no me gustó que tocasen un objeto de aquella casa. Me dio un mal presagio y me recorrió un escalofrío, otra vez.
- ¡PARAD!
- Jajaja. Si no pasa nada Ísobel.
- En serio, parad. No toquéis nada.
Me enfadé y me di la vuelta para irme.
- Vale, vale. Lo siento.
En ese instante la luz del móvil, iluminó un trozo de suelo del jardín junto a mi pierna. Era el osito de peluche azul. Me levanté de golpe.
- Esto…chicos… ¿habéis tirado el osito por la ventana? Os dije que lo dejaseis.
martes, 13 de octubre de 2009
lunes, 12 de octubre de 2009
Alejandro Kulak
Aquel extraño suceso no cabía en la mente de ninguno de los presentes.Era inexplicable.
La primavera estaba entrando pero aún así la hojas de los árboles seguían cayendo lentamente.
La familia de Alejandro convocó en palacio a los grandes sabios y filósofos de la época para que intentasen dar alguna explicación a aquel insólito suceso.
Estuvieron pensando días, semanas, incluso meses pero no consiguieron dar ninguna explicación lógica y fiable a aquel suceso que los mantenía tantas noches en vilo. Era algo extraño, la primavera no entraba. Parecía pleno invierno
Pasaron años y años y las hojas siguieron cayendo. Alejandro cumplió los 21 años y seguía viviendo en palacio. Las reservas de leña y comida escaseaban y el pueblo empezaba a pasar hambre
Un día cualquiera llamaron a la puerta. El sonido retumbó por todo palacio. El sirviente se aproximó a la puerta y la abrió con cierta ligereza. Al otro lado se encontraba una anciana a unos seis metros de distancia entre la tiniebla. Ésta se fue acercando poco a poco. A cada paso que daba se podía observar los horribles rasgos que la caracterizaban.
Preguntó por el señor Kulak y el sirviente con cierto aire burlón la invitó a pasar al salón principal. Allí se encontraba Alejandro y sus padres. La sala era inmensa. Tenía una mesa en el centro para unos cincuenta comensales. Ésta mesa se encontraba adornada con aparatosos candelabros que sostenían velas de múltiples colores que daban un aire lujoso a la sala.
La anciana tomó asiento y con voz vibrante anunció una trágica noticia a la familia. El Dios de los mares está realizando crueles acciones sobre los mortales ya que su alma siente nostalgia sobre el mar. Añadió que Alejandro era el elegido entre los mortales para calmar su furia y si no lo conseguía antes de que todas las hojas del árbol cayesen la humanidad moriría de frío y hambruna.
Doña Isabel, la madre, ordenó que aprisionaran a aquella mujer o posible bruja, pero al segundo la mujer desapareció.
Aquella fue una noche larga y de reflexión para Alejandro. A la mañana siguiente anunció a sus padres la decisión de ponerse en marcha e intentar solucionar el problema que amenazaba a la humanidad.
Ordenó la realización de un reloj de arena que le indicase cuando finalizaría con exactitud la caída de la última hoja.
Al siguiente amanecer se aprovisionó y se marchó al mar, ¿qué lugar mejor, para buscar algún recuerdo de éste mismo?. Pasaron varios meses y Alejandro consiguió llegar . Hizo una hoguera cerca de la playa para pasar la noche y al día siguiente comenzar a cavilar algo.
Se disponía a hacerse un bocadillo con algo de pan que le sobró del día anterior pero, ¡PLAS! algo le golpeó la cabeza y éste cayó como un plomo al suelo.
Pasaron meses y meses y Alejandro permanecía inconsciente. Un día por fin abrió los ojos y se puso en pie. No se acordaba de lo que había sucedido tras aquel altercado. Miró a su alrededor pero no había ni rastro de todas sus pertenencias, todo había desaparecido excepto el reloj que llevaba consigo. Lo cogió y temeroso de que la última hoja hubiese caído, lo miró. Suspiró aliviado. Aún quedaban unos granitos por caer pero a los pocos minutos sen dio cuenta que eso no era tiempo suficiente para encontrar aquello que ni siquiera sabía qué era.
Con aire deprimente decidió tumbarse en aquella arena de mantequilla de la playa y ver por última vez el ocaso.
Se tumbó de lado pero, algo le llamo la atención. Podía escuchar las olas del mar muy cerca. Más cerca aún que las que escuchaba a escasos metros de donde se situaba. Escarbó un centímetro y encontró una caracola. La pegó a su oído y efectivamente era aquello. Tuvo una gran idea . No le dio ni tiempo a formularla y la caracola ya había desaparecido por arte magia de sus manos.
De repente se encontraba en su cama rodeado de la gente más allegada a él. Todos cogieron una tremenda cantidad de aire y al expulsarla produjeron el típico sonido de alivio , como si lo malo hubiese pasado. Alejandro salió corriendo de la cama y miró el árbol. Estaba a rebosar de hojas y parecía que la primavera estuviese entrando.
'Quizás todo fuese un sueño, quizás fuese fruto de su imaginación o quizás todo lo ocurrido fuese verdad. Eso nunca se sabrá pero lo único cierto de ésta historia es que todos se encontraban sanos y salvos.'
En un mar de sombras
Días atrás la iglesia se había negado a la purificación de Alejandro, pero una sola mirada del conde Don Almagro Kulak bastó para hacerles cambiar de opinión. Todos sabían que estaban cometiendo un grave error, pero no tenían alternativa, nadie podía enfrentarse con Don Almagro a no ser que apreciara poco su vida. La ceremonia concluyó y Kulak, satisfecho, cogió a su hijo y lo llevó de vuelta al castillo. El mundo entero había oído hablar de Alejandro pero en realidad muy poca gente lo había visto. Se hacían especulaciones sobre su vida, había cientos de leyendas que hablaban sobre él y su existencia. Unos decían que estaba aprendiendo magia negra, otros pensaban que Alejandro era un monstruo deformado y que Almagro, al ser altamente respetado, no quería perder prestigio por culpa de su hijo.
Se cumplió el presagio
El conde Alejandro Kulak nació en Bohemia en el año 1755 y fué bautizado un día que hacía un viento siniestro. Cayeron de los árboles un número insospechado de hoja secas y la comitiva del bautizo quedó atemorizada por el presagio. Todo el mundo se quedó callado unos minutos. De repente se abrieron todas las ventanas y el viento recorrió toda la sala, era un viento escalofriante. El niño estaba llorando y su madre lo cogió para calmarlo. Alejandro sonrió, el viento paró y los rayos del sol ocuparon la habitación.
Tiempo después Alejandro y sus padres iban de paseo por el pueblo y se encontraron a un señor de pelo gris y barba larga, que les miró un buen rato y les dijo con preocupación "Este niño es diferente a los demás". La madre le dijo que por qué y y el contestó "yo nunca me equivoco" Miró al niño por última vez y se fué rapido de ese lugar. Era una mañana soleada, se oían los pájaros cantar y todo estaba en calma. Los padres se quedaron un rato pensando en lo que había dicho ese hombre y se acordaron del día del bautizo pero luego no le dieron mucha importancia. Pasaron por los puestos que había a uno y otro lado de la calle y Alejandro pareció interesarse por un gato de peluche. Como no se lo compraron, empezó a llorar y llorar. Esa mañana estupenda se convirtió en una mañana fría y lluviosa.
Otro día, jugando con sus primos en el jardín de su palacio, se peleó con ellos por el columpio. Entonces hubo una gran tormenta y un rayo cayó cerca de allí quemando árboles y matando a algunos animales.
Cuando Alejandro cumplió 20 años sus padres organizaron una fiesta para la gente de los pueblos cercanos. A esa fiesta acudió una chica que a Alejandro le gustaba desde hacía tiempo. Esa noche fue a hablar con ella y le pidió que bailara con él, como ella no quiso, él se enfadó muchísimo, se puso en medo del salón y dio un fuerte grito. Entonces se apagó la luz, todo el edificio tembló, los árboles del jardín se arrancaron, empezó a llover y llover y tanto que todo aquello se hundió y poco a poco desapareció bajo el agua. Nunca se ha vuelto a saber nada del castillo ni de la gente de aquel lugar. Solo queda un señor de pelo blanco y barba larga que contaba la historia de aquel niño...
viernes, 9 de octubre de 2009
EL MISTERIOSO PALACIO
Fue un día muy extraño. A las ocho de la mañana se despertó la niñera, para ir preparando a los tres hermanos de Kulak (Laixa,Turque y Forn) para la ceremonia que tendría lugar en la iglesia, a las doce de la mañana.
Les vistió con sus mejores galas hechas por su costurero francés François Guillème. Un precioso vestido para la dulce niña y dos smokins para los hermanos. Para Kulak un vestido beige con unos patucos a juego.
Los criados de palacio habían decorado y colocado todo, en especial, la sala donde tendría lugar el banquete.
Eran las once de la mañana cuando los condes y los niños se dirigían a la iglesia, los pequeños correteaban por los pasillos del palacio, con ganas de que llegasen los invitados.
Entraron a la iglesia, todos los invitados se giraron rápidamente al sentir el roce de la puerta, prestaron mucha atención al pequeño que se encontraba en brazos de su madre, envuelto en unas brillantes sábanas de seda dorada.
En el momento en el que entraron en la parroquia comenzaron unos aterradores vientos, que susurraban al comienzo de la ceremonia.
El padre Don Juan de Dios empezó con la misa. Cada vez el viento golpeaba las vidrieras con mucha más fuerza.
En el momento en el que el cura comenzó a bendecir el agua, una de las vidrieras se rompió haciéndose mil pedazos. Todos se asustaron y se apartaron de la zona más cercana a éstas, así la ceremonia continuo diez minutos después.
El pequeño Kulak lloró durante el resto de la misa, con más intensidad cuando iba a ser bautizado.
Después del bautizo fueron todos los comensales a la sala del banquete.
Sirvieron gran variedad de comida, desde legumbres provenientes de China hasta crêpes francesas con chocolate y nata.
Estaban disfrutando de los postres cuando sucedió una tragedia,
un noble invitado (Juan Luis Fèderec)fallece por una parálisis cardiovascular. Rapidamente llamaron al médico familar quién dió la trágica noticia.
Felicitaron a los condes y se fueron. Recogieron los postres y sobras de los comensales y trasladaron al fallecido a su casa en la que se veló.
Después de un largo día a las 4 de la tarde volvieron los condes a palacio. Los niños no estaban, fueron al jardín a jugar. Al llegar los padres vieron a Laixa y Turque llorando, señalaban con su dedo índice hacia el lago, al llegar encontraron a Forn ahogado.
Esta fue otra de las noticias repugnantes que la familia padeció el día del bautizo de su hijo.
Pasaron varias semanas y los otros dos hermanos de Kulac fallecieron, asfixiados en el sótano. Al mes siguiente los condes perdieron la vida por la peste que acechaba al reinado, poco a poco, de mes en mes, la gente del alrededor de Kulac fallecía sin control.
La niñera le cuidó como su hijo pero cuando este cumplió 6 años ella desapareció. Nunca más se supo de ella.
El conde creció solo, en aquel palacio abandonado, no se conoce nada más de él pero según cuenta la leyenda vivió solo varios años, se convirtió en una persona sin vida social, encerrado en su palacio intentando hacer fechorías.
Hace unos años en el 2006 un arqueólogo se preguntó cómo estaría el palacio, y se adentró en él sabiendo su historia,
no sabemos qué pasó pero no volvió jamás.¿Le capturó algún fantasma de la familia real?¿Sería Kulak?.
miércoles, 7 de octubre de 2009
El viaje
Era una tarde fría y gris, el cielo estaba cubierto por negras nubes que amenazaban con descargar una gran tormenta.
No había nadie de quien despedirme por lo que subí al tren sin entretenerme. Encontré mi compartimento en seguida y tuve la suerte de que estuviera vacío a pesar de que ya había muchos viajeros ocupando sus asientos. Me acomodé lo mejor que pude ya que el tren era bastante viejo e incómodo. Me había despertado muy temprano a causa de los nervios por el viaje y ahora empezaba a sentir cansancio, cerré los ojos para relajarme un poco y debí de quedarme dormida unos instantes pues cuando volví a abrirlos había en frente de mí un siniestro personaje al que no había oído llegar.
Era un hombre alto y flaco, de edad indeterminada, tal vez de sesenta o setenta años, tenía unas facciones angulosas y desagradables. Llevaba puesta una gruesa capa negra que casi le envolvía por completo y un sombrero también negro.
- Buenas noches –le saludé con timidez, a lo que él me respondió con una inclinación de cabeza y lo que parecía una sonrisa.
Bajé los ojos intimidada por su presencia y me di cuenta de que me observaba fijamente.
El tren traqueteaba con rapidez en medio de la noche, me sentía ligeramente mareada, quizá por la angustia de no tener mas compañía que la de ese hombre tan extraño, me levanté par ir al baño y refrescarme un poco.
No encontré a nadie por los pasillos, lo cual me extrañó, miré el reloj: eran solamente las nueve y diez. Con cuidado corrí la puerta de un compartimento: estaba vacío, abrí la puerta del siguiente y nada, ni maletas, ni abrigos, nadie…Sentí que el pánico se apoderaba de mí. Corrí pasillo adelante hasta el siguiente vagón abrí uno por uno todos los compartimentos, estaban vacíos…
No sabía qué hacer, volví sobre mis pasos y vi una escena terrorífica: mi compañero de viaje arrastraba el cuerpo de un hombre hasta una puerta abierta del tren y lo tiró a la vía.
Me quedé paralizada por el terror, él me vio y se dirigió hacia mí lentamente con una sonrisa maligna en su cara, quise echar a correr pero mis piernas no me obedecían, oía sus pasos cada vez más cerca, sentí cómo ponía su mano en mi hombro, parecía que de un momento a otro el corazón se me saldría del pecho y un sudor frío me bañaba la frente, oí cómo decía: -señorita, ya hemos llegado-, me sorprendió su voz, bondadosa y amable. -¿Llegado… a do… donde?- balbuceé, sabía que me respondería: “a la muerte”, sin embargo volvió a repetir: -ya hemos llegado- y un fuerte pitido del tren me sobresaltó, abrí aún más los ojos, despavorida, y vi cómo la luz de la mañana inundaba la estancia, inclinado a mi lado, vi al revisor, que con una sonrisa divertida volvía a repetirme, -vamos señorita, que ya hemos llegado…un viaje duro, eh?-. ¡Ay! No sabía bien lo duro que había sido, desperté por completo de mi pesadilla y recogí mis cosas apresuradamente deseando alejarme cuanto antes de ese tren.
domingo, 4 de octubre de 2009
La Estación
- Bienvenida a casa de nuevo -dijo.
Y como quien no quiere la cosa me plantó un beso en la mejilla, y me sonrojé, murmuré algo sin sentido que él entendió, porque él siempre me entendía, aunque yo no lo hiciera. Me abrazó, siempre con ese aire tan seguro que yo tanto admiraba. Y me dijo: Dime Clary ¿Te has escapado del orfanato solo para estar conmigo?
Durante una fracción de segundo pensé que si decía sí él me obligaría a volver a ese sitio, donde cada día que pasaba parecía un año, pero él jamás haría algo que me hiciera daño, y aun más sabiendo lo mal que lo había pasado allí, así pues asentí y él sonrío tal y como esperaba que hiciera y me apretó entre sus brazos.
- Ya no tendrás que volver a ese lugar, ahora yo podré cuidar de ti - dijo intentando consolarme
- Pero me buscarán.
- Entonces huiremos muy lejos de aquí y nunca nos encontrarán.
- Cuánto me alegro de estar aquí contigo.
- Lo sé.
Presionó sus labios contra los míos muy suave, y agarrándome la mano, cogió mi maleta con la otra que tenía libre, y así caminamos juntos hacia las montañas, nevadas, enormes y majestuosas, a las cuales recordaba con añoranza.
Profesor por tres meses
Había un niño en especial. Se llamaba Álvaro. Éste niño no tenía padres. Vivía con su abuela en una casa en ruinas. No se cómo se podía vivir en esas condiciones. La casa estaba sucísima y desprendía un olor infernal. Esa no era la forma de criar a un niño de doce años. Pensé en poner una denuncia a su abuela, ya que en los últimos días en los que le había estado observando, ella se iba por la noche y le dejaba sólo. No se iba a trabajar, no, se iba por el pueblo a hablar y no le prestaba nada de caso al niño.
Un día lo decidí. La puse una denuncia. Vinieron los de asuntos sociales para llevarse al niño, ya que no podía vivir en esas condiciones de salud. Al día siguiente decidí marcharme, ya que la gente me miraba mal después de "lo que había hecho". Yo no lo entendía. No le trataban bien, pues que se lo llevaran, pero el pueblo no estaba de acuerdo conmigo. Todos querían que me fuese. Pero yo pensé que hice lo correcto. En fin que en esos tres meses que estuve allí se me pasaron volando. Lo único que hecho de menos son los árboles y el los animales. Me gustaría volver para estar allí otra temporada pero me parece que eso va a ser imposible, ya que la gente no está conmigo.
sábado, 3 de octubre de 2009
HUIR
viernes, 2 de octubre de 2009
LA INSPIRACIÓN VIENE TRABAJANDO
PD: Faemilo suspendió por copiar del libro del cual el profesor sacó la frase. Con el tiempo se olvidaron sobre la biblioteca ya que no eran aficionados a la lectura.
jueves, 1 de octubre de 2009
¡Vaya día!
Cuando salimos de la estación, lo primero que vi fueron los montes, con las cúspides nevadas, majestuosas y enormes. Sentí una alegría intensa y desproporcionada. No sabía el porqué. Pero era exactamente un impulso alegre y magnífico. Allí estábamos esperando el taxi que debería de haber llegado hacía dos horas, empezó a nevar de una manera impresionante y allí nos quedamos helados, no podíamos mover las manos…estábamos perdiendo la visión, pero entonces llegó el taxi. Después de varios minutos en el taxi, patinó y… nos salimos de la calzada, y sin parar de derrapar el taxi empezó a dar vueltas de campana. El taxista no nos dejaba de decir que nos tranquilizáramos, pero en esa situación en la que todo daba vueltas era algo imposible. Tras seis largos segundos un inmenso pino paró el taxi. Mi compañero y yo conseguimos salir del siniestrado taxi, estábamos completamente asustados ya que el taxista no respondía, decidimos caminar, pero nos paso algo terrible… continuará.