Éramos primos Berenice y yo, y nos habíamos criado juntos en la casa de mis mayores. Sin embargo, crecimos de manera muy diferente: yo, enfermizo y hundido en la melancolía; ella, ágil, graciosa y rebosante de vigor. Y es que era así, yo nunca aprendí el verdadero valor de las cosas
siempre estaba deprimido desde que recuerdo, pero no era culpa mía; sino de mi pierna. me dolía mucho, desde que me caí de la bici no fui el mismo. Me volví un ermitaño, un desganado de vivir. y todo por una roca en medio del camino, si la hubiera visto y esquivado ahora no estaría aquí , en casa, quejandome de todo y soltando palabrotas a regañadientes día tras día desde que se me prohibío tirar cosas a los transeúntes. Y es que lo único que disminuye mi pena es las desgracias de otros; me paso horas viendo las mismas caídas del YouTube y haciendo trastadas a mi familia. Pero eso no va a durar mucho por que me van a llevar a estados unidos a por un transplante de pierna y todo volverá a ser como antes de mi terrible accidente.
4 comentarios:
Tienes faltas de todo tipo: minúsculas después de punto, acentos (quejandome), léxicas (a regañadientes), de construcción sintáctica (es las desgracias de otros). Necesita una recosntrucción total. Muy descuidado para ser tan breve.
A mi me parece un relato fresco y original, no como otros que hasta el literato más miope puede darse cuenta de que están calcados de best-sellers conocidos por todos, aunque sea de oidas, los cuales son un buen recurso para las féminas adolescentes que carecen de creatividad.
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