Recuerdo como si fuese ayer el día que me regalaron a “Pepín”, el peluche con el que todas las noches dormía. Tan solo tenía cuatro años cuando me lo regalaron mis padres. “Pepín” era un blanco oso de peluche. Tenía un pequeño jersey de lana rojo y unos pantalones azules, también de lana. En sus pequeños pies tenía unos patucos negros. Pero “Pepín” no solo tenía este modelo de ropa. Yo solía coger la ropa de cuando era bebé y le cambiaba cada día de modelo. Mi madre me había guardado toda la ropa de cuando yo era un bebé para jugar a vestir a “Pepín”. Me lo pasaba muy bien.
Me gustaba mucho dormir con él porque su textura era muy suave y lo podía abrazar muy fuerte si tenía miedo. Me gustaba tanto dormir junto a él que las noches que dormía fuera de casa o los días que me iba da vacaciones me lo llevaba para dormir con él.
Un día vino mi primo a mi casa y quería llevárselo, de tanto tirar de él para que no se lo llevara se le descosió un brazo. Yo me enfadé mucho con mi primo por haberlo roto. Pero al día siguiente vi que “Pepín” ya no tenía el brazo descosido. Mi madre me dijo que lo había arreglado.
Ahora “Pepín” está en una estantería y cada vez que lo veo me vienen recuerdos de mi infancia.
1 comentario:
Una mínima errata (se textura). Bien.
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