A, 30 de abril: Caballo de los sueños.
B, 7 de mayo: La noche del soldado.
A, 14 de mayo: La calle destruida.
B, 21 de mayo:
Melancolía en las familias.
A, 28 de mayo: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.
B, 4 de junio: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

EL MISTERIOSO LADRÓN


Después del baño nos tendíamos sobre la hierba y atrapábamos alguna "mantis religiosa" y otros bichos. Luego se levantaba un viento dulce, y nos recorría un delicioso escalofrío -nos contó mi abuelito. Al instante se levanto de su silla y fue a la cocina.Cuando volvía vino quejándose porque se le había estropeado el fregadero y no pudo beber agua.


De pronto se oyó un estrépito en el desván. ¿Has oído eso Julieta?- pregunté inmediatamente. Pues claro que sí - respondió ella. Me preguntaba qué podría ser aquel ruido tan estraño. Al principio pensé que podía ser una ventana, pero mi mente no me dejaba pensar eso.

Después de reflexionar un minuto decidimos coger nuestras linternas y subir al desván. Subimos las viejas escaleras ,que crujían a cada paso que dábamos , hasta llegar a aquella gran puerta con un león tallado en su estropeada madera. Julieta quiso volver con nuestro abuelo que se había quedado cuidando la lumbre pero al final la convencí para que permaneciese conmigo.

Abrimos la puerta y encendimos las linternas. Aquello era un verdadero caos. A juzgar por el aspecto parecía no haber sido limpiada en mucho tiempo. Las ventanas estaban abiertas de par en par con el cristal hecho añicos en el mugriento suelo; el techo y las paredes estaban invadidas por tenues telarañas de las cuales colgaban horribles arañas cuyo tamaño era escalofriante ; y el resto de la habitación tenía un fino manto de polvo que no dejaba distinguir unos objetos de otros.

Julieta y yo entramos y a los pocos segundos de caminar, nos encontramos el antiguo tocador de mi abuela donde guardaba sus preciadas alhajas tiradas en el suelo.

No nos podíamos creer que alguien hubiese descubierto que allí, en aquel tocador se encontraban las joyas más significativas de mi abuela y las hubiese robado.

Salimos del desván y bajamos a toda velocidad las escaleras para contarle aquel novedoso suceso a mi abuelo. Éste nos tranquilizo y nos prometió que al día siguiente subiríamos y veríamos con más calma y claridad lo ocurrido.

Al día siguiente desayunamos unas deliciosas tostadas con mermelada que había hecho mi tía Pepa y a las doce del mediodía subimos al desván. Cuando llegamos al desván mi abuelo se quedó perplejo ante aquella situación.
Al cabo de unos minutos decidimos levantar el tocador para intentar arreglarlo y recogimos una bola de billar que curiosamente estaba a su lado.Cuando lo levantamos encontramos un agujero en el suelo y alrededor alguna joya. No teníamos ni idea que había allí dentro. Eché un vistazo y no os podéis ni imaginar que me encontré ¡un búho con sus crías! . Estos se encontraban en una de las tuberías que van al fregadero y que permite el paso del agua. Curiosamente allí había más sortijas.
Al instante todos los misterios se resolvieron. Al buscar el búho un lugar seguro para él y sus crías tiró sin querer la bola de billar que estaba en una mesa. Al caerse la bola tiró el tocador que estaba en un carrito montacargas y esto ocasionó el agujero en el suelo y la tubería. Entonces las joyas cayeron y algunas se colaron por la tubería lo que ocasionó una obstrucción.Los búhos se metieron por el agujero y allí pasaron toda la noche.
Al final conseguimos arreglar todo el estropicio y recuperar la gran mayoría de joyas.
Aún así yo sigo pensando que aquella noche ocurrió algo más, pero bueno, qué se le va a hacer, hay cosas que es mejor no saberlas nunca.










1 comentario:

José A. Sáinz dijo...

Representa mejor el diálogo (revísalo). Corrige: me preguntaba que, ¿extravagante?, pepa, que se le va a hacer... Parece que nos quitas lo más interesante...