A, 30 de abril: Caballo de los sueños.
B, 7 de mayo: La noche del soldado.
A, 14 de mayo: La calle destruida.
B, 21 de mayo:
Melancolía en las familias.
A, 28 de mayo: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.
B, 4 de junio: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Un verano prometedor

El comienzo del verano parecía ser una auténtica pesadilla.
Todo empezó cuando mis padres me comunicaron la noticia:
-Elisa, hija, tenemos que decirte algo importante- la voz de mi madre tomó un tono preocupado, un tono que siempre empleaba cuando anunciaba malas noticias.
Empecé a ponerme nerviosa.
-¿Y bien?-dije impaciente.
-Bueno verás- prosiguió- este año no tenemos mucho dinero y, no creas que no nos cuesta tomar esta decisión pero…
-¿Qué mamá, qué pasa? ¡Dilo ya, por favor!
-Cariño, tendremos que pasar las vacaciones en el pueblo de tu abuela.
-¿Qué?
-Lo siento mi vida.
Me quedé paralizada, sin saber qué decir. Lo único que había estado esperando durante todo el año se había desvanecido en dos minutos. Ya no iríamos a Canarias, ni tampoco a Francia; permaneceríamos un verano entero en el aburrido pueblo de mi abuela donde nunca pasaba nada emocionante ni peligroso. Pensaba que este verano sería el peor de todos; era la primera vez que no íbamos de vacaciones a ningún sitio.
***
Ayer por la mañana, nos disponíamos a entrar en el coche cuando de repente empezó a llover. -Genial- pensé. Además de tener que hacer un largo viaje para ir a un pueblucho fantasma y paleto tendré que permanecer encerrada en casa.
El viaje transcurrió tranquilo y al llegar tuvimos una recepción cálida por parte de mi abuela: Nos había preparado un té caliente con galletas, lo que me repuso bastante después de haber pasado frío en el coche a pesar de ser verano.
Después nos enseñó la casa. Era mucho más pequeña de lo que yo la recordaba, pero también más acogedora y moderna tras la reforma que mi abuela había llevado a cabo.
Por fin me instalé en mi cuarto. Era espacioso: tenía un escritorio pegado a la ventana, a la derecha había un a cama cubierta con una colcha vieja y enfrente se encontraba el armario.
Deshice la maleta y al terminar bajé a cenar.
La verdad es que Julia, mi abuela, cocina bastante bien, y esto es de agradecer. Después volví a mi habitación y rápidamente me metí en la cama; estaba realmente agotada y en escasos minutos me quedé dormida.
***
Hoy me he despertado de mejor humor y, al mirar por la ventana, he visto que ya no llovía. He bajado a desayunar, como de costumbre en pijama, y cuál ha sido mi sorpresa cuando he visto que teníamos visita. Mis padres estaban charlando con una pareja que, al parecer, eran amigos de mi abuela, pero lo peor era que a su lado se encontraba un apuesto chico de mi edad.
-Hola Elisa- me dijo-me llamo Harry; ya me han hablado de ti- me explicó al ver que puse cara de sorpresa cuando escuché mi nombre.
-Hola-respondí avergonzada. De haberlo sabido hubiese preferido no tener que presentarme en pijama y completamente despeinada.
-Esta tarde vamos a ir a la finca de un amigo, iremos a merendar y a bañarnos, ¿quieres venir?- me invitó-Venga ¡será divertido!- insistió al verme dudando.
La verdad es que no tenía nada mejor que hacer esta tarde así que asentí de buena gana.
-De acuerdo entonces- me sonrió y se despidió con la mano-, pasaremos a recogerte después de comer.
Tal y como me había prometido, poco después de comer sonó el timbre. Al abrir la puerta estaba él acompañado de tres amigos más.
-Esta es Melanie y ellos son Julio y Dann. Chicos esta es Elisa- nos presentó.
Subimos al coche, al parecer Julio era mayor de edad y podía conducir.
Pronto entablamos conversación. Todos los amigos de Harry eran muy divertidos y simpáticos. Les expliqué con toda confianza por qué había tenido que ir a pasar el verano a casa de mi abuela, pero también que estaba muy contenta de haberlos conocido.
En poco tiempo llegamos a la finca de Dann.
Era enorme. Había variedad de árboles y plantas y el césped estaba visiblemente cuidado. Cerca de la casa se encontraba la piscina que, también, era bastante espaciosa. Como teníamos mucho calor lo primero que hicimos fue darnos un chapuzón. El agua estaba cristalina y bastante fresca, pero con el calor que habíamos pasado era de agradecer.
Después del baño nos tumbamos sobre la hierba y atrapamos alguna “mantis religiosa” y otros bichos. Luego se levantó un viento dulce, y nos recorrió un delicioso escalofrío.
La verdad es que hacía un día espléndido y en aquel lugar se estaba de maravilla.
-¡Chicos…!-oímos una voz-¿Queréis merendar?
Era la madre de Dann que nos había preparado barios bocadillos y batido de frutas.
Hemos estado toda la tarde conociéndonos mejor y bromeando constantemente. Pronto ha empezado a anochecer y, aunque no me apetecía, llegó el momento de marcharnos. Me han dejado en casa y han prometido recogerme mañana. Les he dado las gracias por esta tarde tan entretenida que me han hecho pasar y nos hemos despedido.
Espero ansiosamente que llegue mañana para poder quedar de nuevo con Harry y sus amigos porque con ellos me divierto verdaderamente. Me he dado cuenta de que para pasarlo bien no hace falta ir a ningún sitio emocionante, sino, simplemente estar con gente que lo sea.

1 comentario:

José A. Sáinz dijo...

Corrige: veras, y alguna coma en los diálogos (p.ej. ¡Dilo ya, por favor!). El resto, muy bien. Me gusta; sabes darle espacio y detenerte cuando es preciso, con unas descripciones ajustadas y personales.