A, 30 de abril: Caballo de los sueños.
B, 7 de mayo: La noche del soldado.
A, 14 de mayo: La calle destruida.
B, 21 de mayo:
Melancolía en las familias.
A, 28 de mayo: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.
B, 4 de junio: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.

martes, 1 de diciembre de 2009

EL TIEMPO

El tiempo se detuvo. El tiempo avanzó tan deprisa que adelantó a la luz de tus ojos. El tiempo se hizo tan eterno, durante aquel segundo, que hasta dolía. El tiempo sacó a luz la verdad de la naturaleza, e hizo que tus manos se alejaran de las mías. Si alguna vez hubiera deseado algo, no habría parecido nada comparado con el deseo de poder jugar con el tiempo. Retroceder y vivir de nuevo. Una sola vida no es suficiente, no para nosotros. A nuestro amor aún le quedan tantas cosas por vivir. Y mientras lloro, solo puedo intentar no mirarte. Tumbado y frío. Sin aliento y sin voluntad. Después solo un hueco en la tierra, y otro en mi corazón. Luego gente. Todos en fila, todos de negro, todos se acercan a mí y después se alejan. Me dan la mano, un fuerte apretón, como quien quiere transmitir calor y protección. Como si fuera posible que una de sus cálidas manos, llegara a derretir el hielo que se apoderaba de mi corazón. Como si alguna, tuviera el secreto del tiempo, que intenta darme, pero se resiste a caer. Como si por esas manos, él fuese a volver, el tiempo a retroceder hasta el día en que te vi por primera vez. Si un solo roce pudiera devolverme un beso tuyo, me aferraría al tacto humano. Solo por un segundo más. Porque ahora lo sé. Ahora el tiempo es mío, solo mío y de nadie más. Y ahora sí, podemos pararlo en el justo instante en que te aproximes a mí. Ni demasiado cerca ni demasiado lejos. Lo justo para poder rozarte, para poder sentir tu cálido aliento, lo único que podría dar calor a mi alma. Y ahora todos se van. Un recuerdo más de mi soledad, de mi falta. Y lloro de nuevo y esta vez es de rabia, de odio, de impotencia. ¿Dónde estás tiempo? ¿Dónde estás, que te acabas y apenas te despides? Y mientras los dueños de esas manos, que parecían tan dolidas, vuelven a su vida y salen de ese disfraz de amargura que solo es cierto en mí. Yo, la única que te ha amado de verdad. La única que te añora y tiene un hueco en el corazón.
Mi casa. Nuestra casa. Vacía. La soledad en la cama y las luces apagadas, en tu memoria, esta noche, no lucirán. Permanecerán apagadas, casi tan oscura la habitación, como ese hueco, el de mi corazón y mi alma. Y aún huele a ti la almohada. Y pido al tiempo que vuelvas, que esa noche sin luna que llega, no me devuelva jamás al día. Que me guarde en su lecho, en nuestro lecho. El mejor sitio para dormir toda la eternidad. Y le pido, que al menos no se lleve tu aroma, que me lo deje intacto, para cuando en la duermevela crea que aún estás aquí. Por favor, tiempo. Solo ese pequeño oasis de tranquilidad, solo ese olor, y esa canción en el tocadiscos. Que mientras suene, yo bailaré con la sombra de nuestros destinos y dejaré que me arrastre, bailando eternamente nuestra canción, dormida, con el tiempo agotado, con el corazón lleno de mi amor, nuestro amor interminable. Incapaces de olvidarlo ni siquiera en el sueño eterno. Por mucho que el tiempo se empeñe.

1 comentario:

José A. Sáinz dijo...

corrige: todos esos cómo. Extraordinario eso de "bailaré con la sombra de nuestros destinos"