A, 30 de abril: Caballo de los sueños.
B, 7 de mayo: La noche del soldado.
A, 14 de mayo: La calle destruida.
B, 21 de mayo:
Melancolía en las familias.
A, 28 de mayo: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.
B, 4 de junio: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.

viernes, 11 de junio de 2010

La elección

Me desperté sobresaltada. Estaba temblando y apenas podía respirar. Salí de la cama con cuidado y me dirigí hacia la cocina. Allí estaba mi madre tomando el desayuno. Al verme tan mala cara me preguntó qué me pasaba. Le dije que estaba muy nerviosa y que no podía dormir a causa de los exámenes, pero no me creyó. Yo nunca me había puesto nerviosa por ningún examen, es más, para ella yo era un completo desastre. Me dijo que si no iba a contarle lo que me pasaba que inventara una excusa mejor. Al final decidí contarle todo; de principio a fin. Le expliqué que me había enamorado del chico nuevo de mi clase y que él me correspondía. El único problema era que yo tenía novio, llevaba con él un año y medio y la verdad es que le quería bastante. No sabía qué hacer y esto me angustiaba. Si tardaba en decidirme al final los perdería a los dos. No entendía cómo mi novio se había enterado de todo esto; en cuanto lo supo me dijo que tenía que escoger. Yo sabía que me quería, pero empezaba a cansarme de estar con él. Todo era siempre igual, parecíamos casi un matrimonio. Yo necesitaba cosas nuevas, vivir aventuras, disfrutar de la juventud. No estaba dispuesta a pasar el resto de la vida así. Mi madre me escuchó atentamente. Cuando hube terminado me dijo que si no estaba segura de mi relación con Marcos, mi novio, que lo mejor era que nos separáramos, que cuando se duda es por algo y que si no quería dejarle era por apego, pero no por amor. Debía enfrentar la situación y comportarme como una chica madura y responsable. Me aconsejó que hablara al día siguiente con mi novio y le explicara la situación.
-Si tanto te quiere lo entenderá- me dijo.
No sabía cómo se tomaría todo esto, pero me propuse hacer caso a mi madre. Era joven y debía disfrutar la vida y experimentar cosas nuevas. También pensé en hablar con el chico nuevo y en contarle lo ocurrido.
***
Por la noche, antes de irme a la cama estaba más nerviosa que nunca. No tenía ganas ni de comer, ni de dormir. Mi madre, al verme tan histérica, intentó tranquilizarme:
-Son cosas que pasan el día antes- me dijo.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad; ya verás que en cuanto te sinceres con ellos te sentirás aliviada y muy contenta de haber hecho lo que debías.
-¿Y si me estoy equivocando?
-Debes hacer lo que te dicte el corazón.
Esta respuesta me hizo estar segura de mi elección; decidí asumir el riesgo y prepararme para vivir una nueva vida, llena de aventuras, amor y felicidad.