A, 30 de abril: Caballo de los sueños.
B, 7 de mayo: La noche del soldado.
A, 14 de mayo: La calle destruida.
B, 21 de mayo:
Melancolía en las familias.
A, 28 de mayo: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.
B, 4 de junio: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.

martes, 8 de diciembre de 2009

Cronicas del mar

Esperaba la llegada de una persona importante, y lo único que deseaba era que no tardase ni un segundo más, porque no soportaba tener que pasar ni un segundo más en esa celda. La celda estaba inundada por un intenso olor a salitre, eso me trajo viejos recuerdos a la mente, de cuando embarque por primera vez hacia la aventura, por amor. Por aquel entonces estaba prometida a un viejo cincuentón, rico y ambicioso, pero no me quería casar, pues yo estaba enamorada de un joven misterioso. Nos solíamos ver en el puerto de Campeche, una vez a la semana y algunas veces ni eso. Ese joven se llamaba William y era de más o menos mi edad, decía que era comerciante, pero yo no le creía por su extraña forma de ser. Supongo que desde el primer momento en el que le vi supe lo que era; un pirata. Pero me negué a creerlo como una necia y cuando me quise dar cuenta, ya no había vuelta atrás. Como toda persona de Campeche, William se entero de que estaba prometida a un rico cincuentón que se acababa de que dar viudo. Así pues vino a mi casa una noche. Se presentó en el jardín y tiró chinitas a mi ventana, hasta que me asome, y al ver que era él baje al jardín. Me recibió con los brazos abiertos y me abrazo. Después me pregunto lo que todo el mundo sabía y él también, y al saber que era verdad lo que se decía por ahí maldijo en voz alta y procuro no perder los nervios, no sin un gran esfuerzo. Cuando se hubo tranquilizado volvió sus ojos a mí, y con ternura dijo: Ahora, Sally, elige, huir conmigo o quedarte aquí, ser rica y no temer nunca por tu vida. Me tendió una mano gentilmente y yo la acepte sin pensarlo tres veces. Así fue como empezó mi vida en el mar, junto a la persona a la que yo quería. Y así empezó mi vida como pirata.





Ahora, lloro ante este recuerdo, pues mi amado había sido ejecutado por piratería, y yo correría la misma suerte tarde o temprano. Pero al fin y al cabo, yo elegí esta vida.

1 comentario:

José A. Sáinz dijo...

Unos cuantos fallos de acentuación: presento, tiro... No sé si esa profesión de pirata encaja con el resto de la historia.