A, 30 de abril: Caballo de los sueños.
B, 7 de mayo: La noche del soldado.
A, 14 de mayo: La calle destruida.
B, 21 de mayo:
Melancolía en las familias.
A, 28 de mayo: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.
B, 4 de junio: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.

martes, 23 de febrero de 2010

El Destino

En la calle, yo estaba sentada en un bar esperando a mi hermana que venía de Barcelona y algo pasó que nunca se me olvidará en la vida. Ahora os explicaré como ocurrió todo, fue tan deprisa… Eran las diez de la mañana estaba sentada en un bar cerca de la estación de tren y en frente del banco Santander. La gente entraba y salía y nada parecía extraño. Al pasar quince minutos entré en el banco porque me acordé que tenía que firmar unos papeles. Fue mala suerte la que tuve, porque justo al entrar, entro alguien detrás mía con una media negra puesta en la cara. En ese momento pensé que me iba a ocurrir algo muy malo. Alguien me cogió los brazos por la espalda y dijo: ¡Alto o disparo!, me había cogido el atracador y tenía su pistola en mi cuello. Todo el mundo se echo en el suelo, la gente estaba medio llorando, y yo también. Los segundos se me hacían eternos, parecían horas, el tiempo no pasaba. El banquero le tuvo que dar el dinero. Pero yo no quería que este se saliera con la suya. Sabía que mi vida corría un grave peligro, pero lo tenía que hacer. Le di una patada, donde a los hombres más le duele, a él se le cayó la pistola, la cogí yo, todo esto pasó en unos escasos segundos. A los dos segundos me vi apuntando al ladrón con la pistola en la cabeza. Dije:”Llamen la policía” pero con un tono de voz muy desesperado. No sabía qué hacer, estaba demasiado nerviosa. El atracador me miraba y me miraba pero no decía nada. Yo todo el tiempo repetía las mismas palabras: “Estate quieto o te mato…” pero él solo me miraba como si estuviera pensando en algo para poderme quitar la pistola. Nadie me ayudaba, todo el mundo tenía demasiado miedo y la policía no llegaba. Menos mal que un joven que se encontraba detrás del ladrón cogió un pisapapeles de unos dos kilos, se levantó y le dio en la cabeza al atracador. Rápidamente le ate las manos y piernas, pensaba que todo había pasado pero no era así. El ladrón mientras me había estado mirando fijamente había tenido las manos en el bolsillo así que había enviado un mensaje por el móvil a su compañero para que entrase en su ayuda. Cuando ya pesábamos que todo estaba solucionado... apareció su compañero, también con una pistola en la mano. Estábamos él y yo solos, porque todos los demás estaban detrás de la mesa de oficina. Él tenía una pistola y yo nada, estaba dispuesto a matarme, pero di una patada y le quite la pistola. Estábamos mano a mano él y yo. Lo que no sabía él es que yo soy luchadora profesional, tengo el cinturón negro. Empezamos a pelear y por supuesto que le gané le deje tirado en el suelo medio inconsciente, yo también estaba un poco dolorida y tenía el labio reventado. Justo en ese momento llegó la policía, cogieron a los ladrones y se los llevaron. Nadie había resultado herido, solo yo, pero muy poco. Cuando salí a la calle todo el mundo me empezó a aplaudir, yo estaba muy nerviosa. Toda la gente lo había visto porque el banco estaba recubierto por unos cristales en los que se podía ver todo lo que ocurría en su interior. La policía me felicitó y me dio las gracias. Muchas empresas me estuvieron ofreciendo cargos altos de policía, así que elegí uno y ahora es mi trabajo, ya he salvado a mucha gente. Todo comenzó un día sentada en la calle esperando a mi hermana que venía de Barcelona.

1 comentario:

José A. Sáinz dijo...

Correcciones: como ocurrió, *me acordé que, entro, se hecho!, ate, quite, deje... esas tildes. Un poco "fantasmada" de cine de acción...