A, 30 de abril: Caballo de los sueños.
B, 7 de mayo: La noche del soldado.
A, 14 de mayo: La calle destruida.
B, 21 de mayo:
Melancolía en las familias.
A, 28 de mayo: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.
B, 4 de junio: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Grandes amigos

El tiempo fue transcurriendo, los días pasaban y él no llegaba. Isabel esperaba a Cristian, su mejor amigo. Isabel era una chica de veintitrés años, morena, de pelo liso y corto; Cristian era su amigo desde que tenía memoria, era fuerte, moreno y con los ojos verdes. Hacía mucho tiempo que no se veían, unos dos años. Para ellos fue muy difícil separarse porque habían estado juntos siempre, pero el trabajo les separó. Isabel trabajaba en una clínica para curar a los perros enfermos de la calle y Cristian era profesor de educación física. Isabel hacía unos días se había acordado de él y tenía ganas de verle…así que le llamó. Estuvieron hablando varias horas y al final quedaron en verse el día veintitrés de noviembre, en un parque a las cinco de la tarde. Isabel fue ese día, también el siguiente, pero él no aparecía. Ella le llamó, él no cogía el teléfono. Isabel no sabía lo que le podía haber pasado… estaba un poco preocupada porque sabía que Cristian nunca faltaba a una cita. Él la había dado la dirección de su casa, ella fue y allí no contestaba nadie, pero la puerta estaba abierta. Ella entró y unos hombres la cogieron, pusieron sus grandes guantes negros en su boca, Isabel empezó a gritar y a dar patadas. La metieron en el sótano de la casa, donde también se encontraba Cristian. Estaba muy asustada y se puso a llorar, Cristian la dijo que no les iba a pasar nada y la tranquilizó. No sabían cómo salir, Isabel no entendía nada, le pidió una explicación a Cristian pero él no decía nada, solo agachaba su cabeza. Isabel empezó a dar patadas a las cosas y a las puertas y ventanas pero nada, gritó y gritó hasta que la dolió la garganta, ninguno de los dos tenía móvil. Llevaban ya encerrados juntos cinco días, menos mal que en el sótano había muchas botellas de agua de cinco litros y botes de conserva. Ellos ya empezaban a preocuparse de verdad porque llevaban muchos días encerrados. Isabel sobre todo estaba desesperada. Ella le exigió que le contara que pasaba. Cristian quiso ser sincero con ella, se lo conto todo. Cuando ellos dos se separaron por el trabajo para Cristian fue un paso muy duro y cayó en el mundo de la droga. Ahora está muy enganchado y debe mucho dinero por eso le han encerrado para asustarle y que se diera cuenta de lo que le podía pasar si no pagaba. Isabel se quedó boquiabierta no se lo podía creer, empezó a llorar. Los dos se abrazaron llorando. Todas las mañanas Isabel iba a la puerta por si estaba abierta y llego el día en el que se abrió. Cristian estaba desganado no tenía ganas de vivir… pero ella le cogió del brazo y empezaron a correr y correr. Se fueron a su casa. Isabel le iba a ayudar en todo, él tuvo que dejar su trabajo durante unos meses. Isabel con el dinero que tenía ahorrado pagó la deuda de Cristian. Después de unos meses, Cristian se curó, pudo volver al trabajo y devolver a Isabel el dinero. Isabel estaba muy feliz porque había conseguido que tuviera ganas de vivir, le había sacado de la muerte. Él no sabía cómo se lo iba a agradecer. Desde aquel día Isabel y Cristian nunca dejaron de ser amigos ni un solo segundo.

1 comentario:

José A. Sáinz dijo...

Corrige: que pasaba. Aunque haces algún quiebro, tu historia resulta muy correcta. Y el encierro en el sótano puede interpretarse como un hecho simbólico.