A, 30 de abril: Caballo de los sueños.
B, 7 de mayo: La noche del soldado.
A, 14 de mayo: La calle destruida.
B, 21 de mayo:
Melancolía en las familias.
A, 28 de mayo: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.
B, 4 de junio: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.

sábado, 21 de noviembre de 2009

La espera

Me llamo Milagros y tengo una hija, Ester. Tiene dos niños; por lo menos la última vez que hablé con ella. No sé deciros cómo es físicamente ahora, pero la última vez que la vi, era pelirroja con el pelo corto y liso. Hace seis años que no la veo y solo he hablado por teléfono con ella dos veces, una fue hace justo un año, por mi cumpleaños, y otra ha sido hoy, el día en el que cumplo ochenta y nueve. Me ha llamado para felicitarme y para decirme que hace un mes tuvo una niña, Celia. También me ha dicho, igual que hace un año, que va a venir a verme. " Esta tarde estamos allí". Esa frase, hoy, ya no me hacía ilusión. El año pasado me dijo que venían a comer, estuve preparando comida para los cuatro, limpié toda la casa, busqué tres camas más con la ayuda de todas las vecinas, compré sábanas, colchones... y regalos para los niños, pero no vino nadie. Hoy estaba segura de que pasaría lo mismo y pregunté a mi hija que si de verdad iba a venir hoy y que por qué no vino el año pasado. Ella me dijo que el año pasado no pudo venir porque tenía mucho trabajo pero que hoy sí que venía seguro. Yo no estaba muy convencida de que fuera verdad, pero tenía tantas ganas de ver a mi hija y a mis nietos que me lo creí. Me convencí a mi misma de que hoy sí que iban a venir, hoy sí. Hice la comida con todo mi esfuerzo aunque no estaba muy segura de que estuviera rica porque ya no me acordaba muy bien de qué cosas había que echar y mis temblorosas manos tampoco ayudaban mucho. Bajé del desván, con la ayuda de mis vecinos, las tres camas y una cuna que era de Ester. Limpié la casa y compré regalos para los niños, esta vez tres. Me senté en el sillón con una sonrisa de oreja a oreja y muy nerviosa pensando en que iba a ver a mis nietos por primera vez y a mi hija después de seis años. Estaba anocheciendo, una parte de mí sabía que ya no vendrían pero la otra pensaba que a lo mejor Ester había salido tarde del trabajo, o había atasco en la carretera, o los niños se mareaban y tenían que parar... Pasaron varias horas más y Ester no llegaba, me asomé por la ventana a ver si veía algún coche pero nada, mi hija no venía. Yo tenía la esperanza de que viniera, asi que no me fui a la cama. ¡Quería ver a mi hija! No quería esperar un año más a que llamara para felicitarme y para decirme que iba a venir. Yo quería que viniera hoy, porque tenía muchas ganas de verla y porque no sabía si dentro de un año seguiría aqui... Me volví a sentar en el sillón mirando a la puerta, esperando que alguien diera un golpecito. Mientras, el tiempo pasaba...pasaba...

1 comentario:

José A. Sáinz dijo...

Me parece excelente. Corrige: como es, si.