A, 30 de abril: Caballo de los sueños.
B, 7 de mayo: La noche del soldado.
A, 14 de mayo: La calle destruida.
B, 21 de mayo:
Melancolía en las familias.
A, 28 de mayo: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.
B, 4 de junio: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.

domingo, 22 de noviembre de 2009

INSUPERABLE DÍA


La luz del sol le arañó en los ojos. Entraba por las persianas, afilada como hojas de guadaña. Miró con gesto dolorido e incrédulo el despertador.La espera se le hizo interminable pero por fin volvería a ver a su hijo. El avión acababa de despegar de París y en unas cuantas horas aterrizaría en Washington.Se levantó de su vieja cama y llamó a su mujer. No tardaron más de una hora en arreglarse y ponerse rumbo al aeropuerto.
Por el camino fueron hablando de todo lo que harían cuando su hijo llegase.Al fin volverían a revivir aquellos simples pero significativos momentos que tan felices les hacían.
El viaje fue agotador. Tardaron un par de horas en llegar al aeropuerto y cuando creían que por fin habían llegado, pudieron ver que la entrada estaba colapsada de coches y taxis. Al cabo de unos minutos consiguieron aparcar el coche en frente de la entrada. La mujer bajó del coche en un santiamén, cogió su gran bolso y ordenó al pobre marido que se diese prisa.
Los dos fueron rápidamente a la entrada del aeropuerto y enseguida un acúmulo de personas les rodearon. Al fin llegaron a la sala de espera. Había un enorme cristal que permitía ver cómo marchaban y llegaban los aviones. En frente había una hilera de las típicas sillas incómodas de los aeropuertos y a la izquierda una máquina dispensadora de sandwiches y comida precocinada.
Tan sólo faltaban unos minutos para que el avión aterrizase y su hijo atravesase aquella puerta del fondo que si pudiese ser posible, se hubiera desgastado de tantas miradas inquietas e impacientes que había recivido.
El micrófono se abrió y una amable voz dijo: "el vuelo 417 Spanair con origen en París aterrizará en unos segundos". Al oír aquello el corazón se les aceleró, la carne se les puso de gallina y sus manos empezaron a temblar. Ese era el vuelo que tanto deseaban que llegase.
Vieron un puntito en el cielo, luego se convirtió en una mancha y mas tarde se podía apreciar que era un avión. Era aquel. Ahí estaba, por fin llegó aquel momento tan deseado.
Las ruedas estaban a unos centímetros del suelo, estaba a punto de aterrizar cuando un ala se partió en dos. El avión perdió el equilibrio y volcó. Derrapó unos cuarenta metros y terminó incendiándose.
Aquello no podía estar ocurriendo, no podía ser verdad, debía ser una mala pasada de su mente -pensó el padre, pero la amable voz volvió a hablar, " el vuelo 417 de Spanair con origen en París ha tenido un accidente, por favor, guarden la calma". Todo era cierto, ya no había marcha atrás. Sus mayores miedos se habían hecho realidad.
Ya han pasado dos años y lo único que recuerdan es el aeropuerto en el mayor silencio posible,silencio ensordecedor,un ir y venir de ambulancias y ágiles bomberos, las cegadoras luces de los coches de policías , a personas intentando que entrase en razón pero sin conseguir nada y lo peor, la amable voz diciendo "lo sentimos mucho pero, no ha habido supervivientes".

1 comentario:

José A. Sáinz dijo...

Correcciones: su abultoso ? bolso, ver como marchaban. Aunque tratas de crear una historia un tanto melodramática, está bien construida. Me gusta.