La luz del sol me arañó en los ojos. Entraba por las persianas, afilada como hojas de guadaña. Miré con gesto dolorido e incrédulo el despertador. No me atreví a mirar más allá de la persiana, me levanté rápidamente, ¿cómo es posible que halla tantísima luz a las 8 de la mañana?-me pregunté. Cogí las zapatillas con cuidado para no molestar a mis hermanos pequeños que hasta las 9 no se despiertan para ir a la escuela y salí cuidadosamente de mi habitación.
Todo estaba muy silencioso, las persianas subidas hasta arriba, y las puestas abiertas de par en par, pero ¿dónde estaban mis hermanos?, ¿y mis padres?, fui a la cocina y vi que las agujas de reloj marcaban las 9.30. Fui sofocadamente hacia mi habitación, me vestí lo más rápido posible y me peiné por las escaleras. Cómo me había sonado el despertador tan tarde si todos los días suena a las 7:29:30.
Como tenia muy claro el autobús ya no estaba, para ser más exactos salió de la parada a las 8:10, tuve que ir andando hasta el instituto que se encontraba a 2 Km. de mi casa pues vivo en uno piso alejado de la ciudad.
Solo llevaba 2 minutos andando y estaba agotado para colmo empezó a chispear, y a los dos minutos a llover a cantaros, y como hoy no es mi día de suerte se me olvidó coger el paraguas.
A las 10:10 llegué a la puerta del instituto, empapado, me podían escurrir, al entrar me encontré con una compañera que había salido de clase para hacer unas fotocopias y me dijo que no se me ocurriera aparecer hoy por clase porque el profesor estaba muy enfadado por haber faltado a clase en las fechas de sus dos exámenes.
Decidí ir a la biblioteca mientras pasaba esta clase pero estaba cerrada por reparaciones, no era mi día.
Terminé escondiéndome en una clase, allí no corría el riesgo de que ningún profesor me viese y me enviase a clase.
Estaba tranquilo leyendo una revista cuando entró alguien, me quedé pegado a la pared si hacer ningún tipo de movimiento pero una estantería que había a la derecha se cayó y el profesor se enteró. Me mandó al despacho del director y después de la charla con él terminé en mi clase donde me esperaba otra charla. Mis padres se enteraron y ya fueron 3 charlas. Desde luego no fue mi día, y no creo que lo sea durante unos añitos pues mi hermano el pequeñín me empujó contra un cristal y le rompí ¿qué más puede pasar ahora?
1 comentario:
Correcciones: hoy no es mi día (cambia al pasado), tenia, falta algún punto, alguna errata. Realmente tu historia crea un poco de agobio.
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