A, 30 de abril: Caballo de los sueños.
B, 7 de mayo: La noche del soldado.
A, 14 de mayo: La calle destruida.
B, 21 de mayo:
Melancolía en las familias.
A, 28 de mayo: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.
B, 4 de junio: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.

domingo, 25 de octubre de 2009

Capítulo especial de "Halloween"

Era una mañana de enero, el día de los Reyes Magos, y Pablo era un niño que como todos los demás estaba radiante de emoción y felicidad. Pero la familia de Pablo era una familia muy humilde, tan humilde que por no tener no tenían ni intemperie. Así que parecía que una vez más los padres de Pablo iban a tener que decirle que lo que pasaba era que se había portado mal para justificar la ausencia de regalos y no quitarle la ilusión. El padre era partidario de que iba siendo mayorcito y de que ya era hora de decirle que ellos eran los reyes magos o al menos si tuvieran más dinero: "Carmen, no crees que ya va siendo hora de decirle a Pablo que los reyes magos no existen, porque como siga así, se va a llevar un chasco cuando vea que a sus hijos tampoco les traen nada, lo que quiero decir es que ya tiene 17 años jopetas, es que es tonto o subnormal". A todo esto le dio tiempo a Pablo a entrar en el salón y oír el final de la conversación, pero como tenía menos luces que su propio árbol de navidad pensó que estaban hablando de otro Pablo que él no conocía a pesar de que tenía los mismos años que él. Pablo no obstante no solo era tonto, también era un patoso desastroso, cada vez que intentaba correr se tropezaba, y además siempre estaba deprimido porque los reyes nunca le traían nada. Desolado y desesperado decidió marchar al polo norte para descubrir las razones de la falta de regalos, y así de una vez por todas poner orden en su vida. Lo primero era hacer las maletas, que como mudas solo tenía una y maletas ninguna, no fue difícil; lo siguiente era ponerse en marcha, y como era de suponer, nadie le detuvo, ni siquiera sus padres lo cual sí le suponía un poco extraño, pero pensó que lo que pasaba era que sus padres sabían lo importante que era para él. Puesto en marcha, se puso a caminar indefinidamente por las estepas españolas, hasta que se dio cuenta que no sabía a donde iba, así que paró a un señor que olía a vino con "brandy" y que con un cinturón sacado del cable de un teléfono se sujetaba los pantalones sobre las costillas. Le preguntó por donde se iba al norte, a lo que le respondió que eso dependía de en que hemisferio estuvieras. Le dio las gracias de forma sarcástica, y siguió la carretera hasta llegar a un pueblo de la Mancha cuyo nombre era la Solana y al meterse en un bar a pedir algo de sustento vio al mismo hombre estrambótico que vio anteriormente y le fue a saludar y a pedirle algo de dinero para comer. El "mendigo" le exclamó que solo si era capaz de resolver una pregunta: ¿dónde está el polo norte, encima o debajo del polo sur?- señor lo único que tengo claro es que tengo hambre y de que he de ir al polo norte-sollozó Pablo- entonces necesitaras saber si vas arriba o si vas abajo ¿no?-le dijo el señor. Pablo se sentía perdido, así que salió corriendo, pero después de un rato pensó que lo más sensato sería volver y robarle el dinero al hombre borracho ya que le había dejado en ridículo. Llegó al bar y con sigilo se acercó al hombre que nada más verle le dijo que se tranquilizara, que era una pregunta trampa y que la solución depende del punto de vista. Además, dijo que aunque tenía dinero no se lo iba a prestar, porque era raro. Pablo, bastante irritado, le preguntó si se había mirado al espejo últimamente, esto no se lo tomó muy bien y le pego un puñetazo al pobre Pablo, que como patoso que era, se cayo por la ventana del local y romperse el brazo. Ya en el hospital, se encuentraba a solas con el mendigo y le preguntó ¿por qué esas ansias de llegar al polo norte?, a lo que el mendigo al oír la respuesta se ríe inevitablemente y le contesta con toda la verdad; Pablo se ve muy afectado por esto e intenta suicidarse agarrando unas tijeras y poniéndose a correr creyendo que las indicaciones de sus profesores y sus padres de no correr con tijeras es debido a que las consecuencia es la muerte; pero muy irónicamente debido a su patosidad consigue tropezar y tragarse las tijeras, lo que le mató casi de inmediato. El mendigo acude a su pueblo unos meses más tarde para comunicar la noticia, noticia que no parece importar a nadie, se contaba en los cotilleos como un suceso cotidiano y habitual. Cómo si hubieran pillado a un concejal comprándose un coche de marca o una historia sobre como eran mejor los tiempos anteriores a estos.

PD: Siento haber mentido, pero seguro que alguno al haber visto lo de Halloween se ha creído que era una historia de miedo y ha empezado ha leerlo. ¡Pero qué os tengo dicho sobre creer ciegamente en el título!

3 comentarios:

José A. Sáinz dijo...

Correciones: reyes magos con mayúscula (es un nombre propio), no entiendo el sentido del paréntesis "(o al menos si tuvieran...)", se va a ¿llegar? (errata), decide marchar (la lógica del relato pide mantener el mismo tiempo de pasado: decidió), si le suponía un poco extraño (le parecía, además del acento de sí), necesitaras, cosiguió caerse (no se trata de ningún logro), Ya en el hospital, se encuentra a solas con el mendigo y le pregunta porque (otro cambio de tiempo verbal y dos errores en la última palabra), como, que os tengo dicho. Mal también la representación del diálogo. El texto, aunque quiere resultar irónico -y, con mucha buena voluntad podemos concederte que lo logra en algún momento- es tan disparatado que resulta absurdo, no es coherente, no parece que tenga sentido ni que sepas hacia dónde quieres llegar, qué pretendes contar. En resumen: un texto fallido.

Cristina dijo...

A mí no me has timado MUAHAHAHAHAAA!!!
Lo primero que leí fue tu P.D.
¡¡Timador!!

Kristian González dijo...

¿quién ha dicho nada de timar?