A, 30 de abril: Caballo de los sueños.
B, 7 de mayo: La noche del soldado.
A, 14 de mayo: La calle destruida.
B, 21 de mayo:
Melancolía en las familias.
A, 28 de mayo: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.
B, 4 de junio: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.

domingo, 25 de octubre de 2009

Un final feliz

“Mira que te lo tengo dicho, no vuelvas a coger nada del suelo”. Ésta fue la última frase que le dijo a su perra, cuando empezó a correr sin parar y se soltó de la correa. Era una perra grande de pelo corto, marrón claro, que tenía unos dos años, se llamaba Perla. Su dueña se llamaba Nuria, tenía diez años, el pelo rubio y los ojos verdes azulones. Nuria empezó a correr detrás de ella pero Perla corría demasiado y no la pudo alcanzar. Estaban al lado de su casa, en un jardín y a la perra ya no se la veía. Ella muy asustada y llorando se dirigió a su casa. Allí estaban sus padres y su hermanito, de cinco años. La preguntaron por Perla y ella se puso a llorar más aún y dijo que se la había escapado. Sus padres la dijeron que no pasaba nada que la buscarían entre todos. Para toda la familia Perla era muy importante porque desde que nació había estado en casa con ellos y la tenían un cariño muy especial. Los padres pusieron carteles por el barrio y se lo dijeron a la perrera municipal por si la habían visto. Pero nadie sabía nada de ella. Pasaron tres días y la niña muy triste se bajo al jardín que había cerca de su casa y de repente oyó ladrar a unos cachorritos, se quedó muy callada para ver de dónde venía el sonido. Vio que venía de unos cartones que había al lado de un árbol. Fue corriendo y allí estaba Perla con cuatro cachorros. La perra se puso muy contenta y se subió encima de Nuria. La niña estaba muy feliz y fue corriendo a decírselo a sus padres. Cogieron a Perla y a sus cuatro cachorros y se los llevaron a su casa. Allí los lavaron porque estaban sucios de la calle. Los padres veían que ella estaba muy ilusionada con los cachorros pero sabían que no se los podían quedar en casa. Así que tenían que pensar como decírselo. Pasaron los días y se lo dijeron, ella se puso muy triste porque los había cogido demasiado cariño. Buscó una forma para no separarse de ellos. Sus amigos y ella pusieron carteles de los cachorros poniendo sus fotos y el número de teléfono. Mucha gente les llamó y los niños iban a las casas para ver en qué familia les dejaban, y así asegurarse de que iban a estar bien. Todos los perritos fueron acogidos por gente del barrio. Y casi todas las tardes los perritos salían a pasear con sus dueños y se encontraban con su madre. Nuria se sintió muy orgullosa de que esos cuatro dueños pudieran disfrutar tanto como ella disfrutaba con su perrita Perla.

2 comentarios:

José A. Sáinz dijo...

Corrige: como decírselo. Correcto. Quizá poco ambicioso, pero bien.

Raquel dijo...

¿Pero que tengo que corregir de: como decírselo?