A, 30 de abril: Caballo de los sueños.
B, 7 de mayo: La noche del soldado.
A, 14 de mayo: La calle destruida.
B, 21 de mayo:
Melancolía en las familias.
A, 28 de mayo: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.
B, 4 de junio: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.

sábado, 24 de octubre de 2009

¡Menudo cambio!

Miguel fue al parque con su madre. Allí un grupo de niños jugaba con la arena y él quería jugar con ellos.
Esa mañana había llovido, la arena estaba húmeda y con charcos. Miguel se dirigió a jugar con los niños pero su madre le dijo que no fuera, que se iba a manchar. De todas maneras el niño fue, y efectivamente se manchó al caerse en un charco. La madre gritó enfadada: ¡mira que te lo tengo dicho! Le agarró del brazo y se fueron del parque. Miguel odiaba esa frase.
Al día siguiente, fueron otra vez al parque y allí estaban los niños del día anterior pero hoy no estaban jugando con la arena ¡estaban tocando a un perro! A Miguel le encantaban los perros pero su madre no le dejaba tener uno en casa. Preguntó que si podía ir a tocarlo y ella dijo que no, que se iba a ensuciar. Sin hacer caso se acercó al perro y no sabía si tocarlo o no, porque temía que su madre soltara la frase que tanto odiaba, pero se decidió y lo tocó. El perro saltó encima de él y le puso las huellas en la camiseta. Miguel estaba muy contento, esperó unos segundos a que su madre dijera esa frase pero sorprendentemente no la dijo. ¡No se lo podía creer! ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué ella no reaccionaba como siempre?
A la mañana siguiente Miguel se levantó y vio un regalo para él en el salón. No se lo esperaba ya que no era su cumpleaños, ni era navidad, ni se le había caído un diente. Su madre estaba en el sofá sonriendo y esperando a que abriera su regalo. El niño lo abrió y no se pudo creer lo que había dentro. ¡Era un perro! ¡Su madre le había regalado un perro! Se pasó todo el día jugando con él, enseñándoselo a sus amigos y también ensuciándose, pero su madre solo le sonreía sin decirle ni una sola vez esa odiosa frase.

2 comentarios:

José A. Sáinz dijo...

Correcciones: *cayéndose en un charco (no es correcto el gerundio de posterioridad, mejor, al caerse en un charco, porque se cayó en un charco), que no que se, vió. Me parece que no es la primera vez que no tomas el pie propuesto; no pasa nada de vez en cuando, pero como sistema...

Coral dijo...

¿Qué significa que no tomo el pie propuesto? No lo entiendo.