A, 30 de abril: Caballo de los sueños.
B, 7 de mayo: La noche del soldado.
A, 14 de mayo: La calle destruida.
B, 21 de mayo:
Melancolía en las familias.
A, 28 de mayo: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.
B, 4 de junio: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.

domingo, 4 de octubre de 2009

La Estación

Cuando salimos de la estación, lo primero que vi fueron los montes, con las cúspides nevadas, majestuosas y enormes. Sentí una alegría inmensa y desproporcionada. No sabía el porque pero era exactamente un impulso alegre y magnífico. Finalmente había llegado, y allí estaba él, meneaba la cabeza, seguramente pensando que estaba loca, pero sonreía, y yo me arrojé a sus brazos y le bese una y mil veces, las rodillas me temblaron y me había convertido en un mar de lágrimas, y a él no sé porque le hacia gracia mi debilidad, y si hubiera podido le habría soltado un comentario sarcástico que le quitara esa sonrisa burlona del rostro, pero no pude decir nada, quizá fuera porque hacía mucho tiempo que no le veía o porqué él parecía tan seguro, y yo, en cambio era todo lo contrario.

- Bienvenida a casa de nuevo -dijo.

Y como quien no quiere la cosa me plantó un beso en la mejilla, y me sonrojé, murmuré algo sin sentido que él entendió, porque él siempre me entendía, aunque yo no lo hiciera. Me abrazó, siempre con ese aire tan seguro que yo tanto admiraba. Y me dijo: Dime Clary ¿Te has escapado del orfanato solo para estar conmigo?
Durante una fracción de segundo pensé que si decía sí él me obligaría a volver a ese sitio, donde cada día que pasaba parecía un año, pero él jamás haría algo que me hiciera daño, y aun más sabiendo lo mal que lo había pasado allí, así pues asentí y él sonrío tal y como esperaba que hiciera y me apretó entre sus brazos.

- Ya no tendrás que volver a ese lugar, ahora yo podré cuidar de ti - dijo intentando consolarme

- Pero me buscarán.

- Entonces huiremos muy lejos de aquí y nunca nos encontrarán.

- Cuánto me alegro de estar aquí contigo.
- Lo sé.

Presionó sus labios contra los míos muy suave, y agarrándome la mano, cogió mi maleta con la otra que tenía libre, y así caminamos juntos hacia las montañas, nevadas, enormes y majestuosas, a las cuales recordaba con añoranza.

1 comentario:

José A. Sáinz dijo...

Corrige: magnifico, arrogué, porqué, hacia, porqué (3) hacia, abrazo, jamas, sonrío, cuanto, presiono. El "dijo" de los diálogos va con minúscula. Las oraciones son demasiado largas; mejor, puntúa y separa en varias oraciones. El texto parece intenso y sugerente, pero lo afea todo lo dicho hasta aquí.