A, 30 de abril: Caballo de los sueños.
B, 7 de mayo: La noche del soldado.
A, 14 de mayo: La calle destruida.
B, 21 de mayo:
Melancolía en las familias.
A, 28 de mayo: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.
B, 4 de junio: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.

domingo, 24 de enero de 2010

Aún conservo mis juguetes

En frente de mi casa tenemos un garaje muy grande, con ventanas, en el que siempre he jugado con mis amigas. Al lado, en la calle, hay una fuente pública que yo consideraba mía. En ese local estaban todos mis juguetes, entre ellos un muñeco que olía a chocolate blanco. Me lo regaló mi abuela y me gustaba tanto que siempre lo sacaba. Otro de mis preferidos era un peluche. Se llamaba Neli y era una perra de pelo largo y blanco que tenía seis cachorritos en la tripa. Nos entreteníamos mucho peinándola y sacando a las crías una a una, todas de diferente color. Me encantaba jugar con las muñecas recortables y cuando terminaba de recortar toda la ropa de una, cogía otra para seguir recortando. De vez en cuando, si no hacía frío y salía el sol, lavábamos los muñecos en la fuente y los poníamos a secar. A veces jugábamos a las tiendas. Colocábamos dos mesas, una enfrente de otra, poníamos encima todas las cosas que pillábamos y pagábamos con dinero hecho de papel. Con la plastilina hacíamos todas las comidas que se nos ocurrian, eso era el menú. Nos inventábamos un nombre, casi siempre utilizando nuestras iniciales, y montábamos un restaurante. Cuando no nos quedaba plastilina, mi madre hacía una casera, con harina, agua y sal y como no tenía color, la pintábamos con témperas. Lo peor de la plastilina casera es que se seca y luego no se puede formar otra figura. Cuando iba llegando la Navidad hacíamos figuritas para el belén, la virgen, san José, el niño Jesús, gallinas, cerdos... y cada año añadíamos alguna más. Todavía sigo poniendo en mi casa el belén de plastilina. Cuando era más mayor hacía puzzles con mi hermana y también con mis amigas. Cada vez los hacíamos más difíciles y grandes, pero nunca nos cansábamos. También jugábamos con "barbies" y "brazs", cada una de mis amigas llevaba las suyas y juntábamos bastantes. Todas las tardes del verano, al venir de la piscina, íbamos corriendo a por ellas. Algo que me gustaba mucho hacer, era dibujar y pintar: me ponía en un lugar de mi casa y dibujaba lo que veía desde allí, luego me ponía en otro sitio y hacía lo mismo: el salón de mi casa, el recibidor, el piso de mi abuela... También copiaba las ilustraciones de los calendarios y estaba esperando a que empezara otro mes para cambiar de foto. Para los cumpleaños de mis padres les regalaba un dibujo y si tenía mucho tiempo les daba unos peluches hechos por mí con alambres, algodón y tela cosida alrededor. Los más bonitos fueron una muleta que hice a mi padre cuando le operaron de la rodilla y una flor de tela que regalé a mi madre para su cumpleaños.
En frente de mi casa, sigue estando la fuente y el garaje con todos mis juguetes dentro.

1 comentario:

José A. Sáinz dijo...

Muy bien. Me encanta el final, tan escueto y tan evocador, logrado solo con una simple repetición.