A, 30 de abril: Caballo de los sueños.
B, 7 de mayo: La noche del soldado.
A, 14 de mayo: La calle destruida.
B, 21 de mayo:
Melancolía en las familias.
A, 28 de mayo: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.
B, 4 de junio: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.

domingo, 24 de enero de 2010

La muñecas

Cuando era pequeña tenía muchísimas muñecas, aunque no tenía ninguna preferida ya que al final las acababa estropeando de un modo u otro, y perdía sus complementos. De pequeña era un desastre a la hora de cuidar mis cosas, o bien las rompía sin querer o bien las perdía, pero es normal que esto le pase a una niña de cinco años. Supongo que en el fondo sabía que eran unas baratas imitaciones de plástico de unos bebés, que si les apretabas el brazo se hacían pis en el pañal, y si las acunabas se quedaban dormidas. Todas eran iguales y al final me acababan aburriendo, así que se quedaban olvidadas en un rincón hasta que llegaba otra muñeca nueva, entonces sacaba a todas las muñecas y hacía una especie de competición para elegir a mi preferida que siempre era la nueva.
No he tenido nunca ninguna muñeca preferida, pero me acuerdo especialmente de una, tenía la piel suave y blandita, como la de un bebé, llaraba cuando la dabas palmaditas en la espalda, y se dormía cuando la acunabas. Esta muñeca no tenía un nombre fijo, quiero decir que su nombre cambiaba según el día y el estado de animo que tuviese en ese momento, había veces que ni siquiera tenía nombre. Pero por lo que recuerdo a esta muñeca en especial es porque una vez se me callo por las escaleras y al ir a recogerla descubrí que increíblemente le había salido un chichón en la frente. Es extraño, lo sé, pero más me impresionó a mí cuando la vi, yo no sabía que a las muñecas también les podían salir chichones, de hecho todavía le tiene.
Cuando tenía tres años mi hermana jugaba conmigo a las muñecas, y las compartía con ella, la verdad es que no recuerdo mucho de esto, solo me acuerdo de una vez que estábamos jugando a los médicos con un muñeco, y algunas veces me tocaba a mí hacer de muñeco. Pero mi hermana se cansó de esto al poco tiempo, así que todas sus muñecas pasaron a ser para mí. Como un muñeco que tenía, que se llamaba Cocolín Popo, aquel muñeco nunca me gustó.
También recuerdo que tenía barbis y varías casitas para estas, pero lo que más me gustaba era montar casitas para ellas, cogía algunos trapos que hacían suelo y algunas cajas que hacían de camas o de mesas, y en poco tiempo ya me había montado una casita improvisada para las muñecas. Lo malo de las barbis es que siempre jugaba sola y me aburría, mi hermana ya era muy mayor para jugar conmigo y me tenía que inventar yo solita las historias que a menudo parecían telenovelas. Supongo que como todas las barbis que tenía eran chicas las cortaba el pelo para que fuesen chicos, y así la historia tenía más o menos sentido.

1 comentario:

José A. Sáinz dijo...

Corrige: callo (!), lo se, impresiono, de echo. Lástima de esas faltas, porque el contenido está muy bien.