A, 30 de abril: Caballo de los sueños.
B, 7 de mayo: La noche del soldado.
A, 14 de mayo: La calle destruida.
B, 21 de mayo:
Melancolía en las familias.
A, 28 de mayo: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.
B, 4 de junio: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.

sábado, 6 de marzo de 2010

LA CABAÑA 45

Todo comenzó cuándo mis padres me dejaron en el campamento de verano de Carolina del Norte. Era un campamento para niñas gordas y mis compañeras no es que fueran muy agradables. A mí me tocó en la cabaña 45, también conocida cómo 'la cabaña de la muerte'. En ésta reunían a todas las chicas problemáticas, y aún no entiendo por qué me metieron en ése grupo. Los primeros días fueron terribles. Durante el día nos obligaban a realizar actividades para bajar de peso, y cuando llegaba lo hora de ir a dormir a mi cabaña, las burlas contra mí eran constantes.

Al otro lado del lago, los mejores jugadores de fútbol americano se entrenaban para conseguir una beca deportiva. La verdad es que siempre he deseado salir con alguno de ellos, pero tan solo eran sueños. No creo que nunca se lleguen a fijar en mí, una chica no muy agraciada, teniendo a las animadoras, tan afortunadas y perfectas. El caso es que aún sabiendo que nunca estaban con las chicas por amor, yo seguía queriendo salir con uno de ellos. Eran tan monos...

Los días pasaban y no cambiaba nada. Por la mañana me levantaba pronto para y al muelle y mirar desde la otra orilla cómo los quarterbacks corrían. Por la tarde seguían las actividades físicas con las que nos entrenábamos para la competición final, la 'finalweight', y por la noche, la pesadilla continuaba con mis compañeras de cabaña.

Se acercaba el día en el que se celebraría la 'finalweight'. La verdad es que de tanto correr, saltar y sabe Dios qué más, había perdido algo de peso, y la agilidad se empezaba a dejar ver.

Eran las siete y media de la mañana y todas las cabañas , con nuestras equipaciones correspondientes, estábamos en la línea de salida esperando el pistoletazo de salida.Tres ,dos,uno... ¡bum!. Todos salimos corriendo. Atravesamos en bicicleta la parte este del campamento. A unos diez metro de nuestra cabaña dejamos las bicicletas y comenzamos el 'circuito militar', dónde saltamos ruedas, nos arrastramos por el suelo y escalamos un muro que daba a la tirolina. Trepamos por un árbol, (en realidad subimos por una escalera) y los enganchamos a unos arneses que había allí desde la prehistoria, cómo podréis imaginar estaban roídos por el paso del tiempo. El caso es que nos tiramos por la tirolina y por fín llegamos al lago. Éste estaba dividido en dos, uno para el campamento de los quarterbacks, y otro lado para el nuestro. El nuestro estaba a la vez dividido en varias calles, una para cada cabaña.

Retomando la historia, llegamos al lago. Nuestra calle era la que lindaba con la otra mitad del lago de los quarterbacks. Nos tiramos a bomba y empezamos a nadar. Íbamos en cabeza, aunque la cabaña 4 nos iba pisando los talones. Un brazo, otro brazo, una pierna, la otra ... y de repente aparecieron los cuarterbacks nadando. Cuando los vi casi me ahogé de la ilusión. El caso es que yo me quedé embelesada de su torso mojado y su respiración acelerada.

Al día siguiente me levanté con un ojo morado. Os imaginaréis por qué. Pero aun así, esos cuatro segundos fueron los más felices de toda mi estancia en el campamento.

1 comentario:

José A. Sáinz dijo...

Ese ívamos. Me suena a telefilme, pero bien resuelto.