A, 30 de abril: Caballo de los sueños.
B, 7 de mayo: La noche del soldado.
A, 14 de mayo: La calle destruida.
B, 21 de mayo:
Melancolía en las familias.
A, 28 de mayo: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.
B, 4 de junio: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.

jueves, 25 de marzo de 2010

Mi prima

Éramos primos Berenice y yo, y nos habíamos criado juntos en la casa de mis mayores. Sin embargo, crecimos de manera muy diferente: yo, enfermizo y hundido en la melancolía; ella, ágil, graciosa y rebosante de vigor. Cada día que pasa me vienen a la cabeza días que pasamos juntos, tardes que duraban minutos debido a lo rápido que se me pasaban las horas junto a ella. Me hacía olvidar todos los problemas. Tenía soluciones para todo, incluso para lo más difícil de solucionar. Yo estaba enfermo, mi vida no tenía sentido sin ella. Pero yo la maté, y eso no tiene perdón. Era un día tranquilo, como todos los días, iba a buscar a Berenice a la casa de mis tíos, teníamos grandes planes. Cuando la recogí en su casa me di cuenta de su gran belleza con el pelo suelto, nunca me fije de ese modo, pero era preciosa. Subió al coche, y comenzamos el viaje hacía Soria, donde nos esperaban nuestros amigos Juan y Tomás. 4 horas de viaje, era eterno, pero podía contar con mi prima, la que no dejaba de hablar ni un solo minuto. Pero, mientras se reía con su espectacular sonrisa sucedió lo peor que podía pasar, me despisté y me desvié de la carretera.
Abrí los ojos y observé a mucha gente a mi alrededor, un guardia civil y tres médicos, pero no veía a mi prima. Comencé a gritar su nombre y me levanté para buscarla aunque me lo impedían los médicos, las palabras de los médicos fueron: lo sentimos, hemos hecho todo lo posible.
En ese momento me di cuenta de lo sucedido, ya no estaba con nosotros. Mi vida no tenía ningún sentido, no podía vivir sin ella. Dos meses, tres meses, y hasta cinco meses estuve sin salir de casa, pero cuando decidí salir encontré a la persona que me salvó la vida, me ayudó con mi problema, y en algunos momentos pensé que era ella, Berenice, pero ella era Sandra, mi media naranja. Gracias a Sandra hoy sigo vivo aunque el dolor que me ocasionó la pérdida de mi prima no se me pasará en la vida.

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