A, 30 de abril: Caballo de los sueños.
B, 7 de mayo: La noche del soldado.
A, 14 de mayo: La calle destruida.
B, 21 de mayo:
Melancolía en las familias.
A, 28 de mayo: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.
B, 4 de junio: -Son cosas que pasan el día antes.
-¿El día antes de qué?
-El día antes de la felicidad.

viernes, 26 de marzo de 2010

Recuerdos

Recuerdo que cuando era pequeña tenía una profesora, se llamaba Mª Carmen, o eso pienso, la verdad es que no me acuerdo de muchas cosas que pasaron entonces, pero recuerdo especialmente que una vez me dio un regalo, un pinta uñas, no es que sea mucho pero es un detalle, cuando era pequeña no sabía muy bien porque me lo dio, creo que pensaba que me lo dio porque era buena en clases, pero ahora me doy cuenta de que probablemente me lo diera por el motivo de que me acababan de operar, de un problema que no entendía, los médicos decían que tenía vegetaciones pero a mí esa palabra me sonaba muy rara y nunca recordaba de que se trataba. También recuerdo que cuando yo era pequeña había una profesora que era muy mala, al menos conmigo, la profesora tenía una gran libro de una casa abandonada que se abría si decías "abrete sésamo", digo que era mala porque siempre que traía ese libro me hacía salir delante de la clase, y a mí el libro me daba miedo, me daba miedo el cocodrilo que salía de la bañera y el monstruo del armario y el fantasma del desván, yo, que era una llorica, me ponía a llorar por esto y le decía a la profesora que no quería salir, que me daba miedo el fantasma y el monstruo y el cocodrilo y esa araña que colgaba en el techo, la profesora insistía y la clase entera se reía porque yo siempre lloraba cuando salía el tiburón del agua, ahora no entiendo porque lloraba, supongo que hay niños llorones y niños que no lo son tanto, igual que hay niños que tienen mamitis y niños que no la tienen, pues yo era de esa clase de niños que tenían mamitis, que eran llorones y que les daba miedo cualquier cosa. Me acuerdo especialmente de un día, fue el último día de clases y nuestra clase y otra clase más teníamos que hacer la representación de los siete cabritillos, yo, que no sabía nada de esto me lleve una mala sorpresa ya que tenía miedo a lo desconocido y me pase toda esa hora llorando no se porque, quizás por vicio quien sabe, el caso es que me pase toda la hora yendo y viniendo del baño y llorando porque si, porque me quedaba sin silla y las profesoras lo único que decían era: "Quien se fue a Sevilla perdió su silla"
Ser profesora tiene que ser desquiciante, pero había profesores que eran más o menos buenos, como Paco, aunque según me fui haciendo mayor empezó a caerme mal. Pero cuando eramos pequeños Paco nos cantaba canciones con su guitarra con la que bromeaba y nos hacía creer que tenía voz y que solo él podía hablar con ella, había veces que hablando con su guitarra se revolcaba prácticamente por el suelo de la risa, estas eran mis horas preferidas, ya que se me olvidaba mi vicio irracional por llorar.

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